bonifacio

El muelle de San Blas

Pasé por el muelle de San Blas esa mañana.

 

Allí estaba ella.

 

Pobre hermana.

 

Aún era bella con cierta lozanía de aquellos años

En que ella se despidió de su amor.

 

Muchos desengaños le vendrían.

 

Sus ojos ya estaban blancos de tanto mirar el horizonte.

 

El mar la miraba con cierta tristeza.

 

Por el aire pasó una gaviota

Mirando sus alas rotas y su entereza.

 

No faltaban los idiotas que pasaban y le decían loca.

 

¿Qué saben ellos del amor?

 

Su vestido de novia ajado de tanta espera

Del frío y del calor

La hacía ver diferente a otras mujeres

Que se enamoran de cualquier marinero

Que paran en los muelles.

 

Inocentes placeres sin ese fuelle

Que da el amor

Cuando se tiene en el corazón.

 

¿Qué sabía la gente de sus emociones?

 ¿De su temple para esperar?

¿De su pasión?

Por ese amor aunque no existiese

En el corazón de ese hombre

Que partió buscando su suerte ultramar?

 

El muelle de San Blas

Le debe a ella su agonía

Y su nombradía.

 

Gracias a esa leyenda viva

Pasé a conocerlo un día.