carminha nieves

PARA RECORDAR

 

  Tantos amigos, que se fueran!

Será que de adonde están, no podrán ayudarme?

Necesito que me  guarden, de  los que me quieren hacer mal, pienso tanto en ellos!

Gente buena, humana, con su amistad desinteresada, que me querían, con mi manera de ser, que mismo lejos, los tenía cerca, siempre  listos para me dar coraje y fuerza.

Ahora, más pobre por no tenerlos, siento tanto su falta!

Como un barco pequeño, en medio de la inmensidad de un mar revuelto, siento miedo de hondarme, y no tener fuerzas para subir a la superficie, allí quedar, mesclando mis lágrimas con el agua del mar.

Respiro hondo, me hago fuerte, pienso: Adelante, no pares, no cedas, vive y olvida que estos seres tan horribles viven cerca, ignóralos,  no los dejes  estropear tu vida.

Así, tengo que hacer.

 No ser un barquito, pero un grande barco, con mis amigos, mi pasado, mis sueños, mis esperanzas, mi futuro.

Brilla el sol fuera, me llama, cantan los pájaros, las hojas  se mueven a su manera cantan también, que estoy haciendo aquí?

Nada, solo sufriendo por el mal que me hacen, por eso, me voy para fuera de casa, respirar aire, con olor a flores, es junio, todo ha vuelto a revivir, del invierno crudo, que ya se fue.

Así, dejo mis angustias, mis heridas, en casa, me voy a coger el calor del sol, dejar el viento  entrar en mi cabeza y refrescar, este infierno que no sale de mi pensamiento.

Como  y que hacer, sin dañar, a quien quiero. En realidad, ha llegado el momento de poner las cosas en su sitio.

No suporto mas, quiero mi vida privada, quiero mi libertad, quiero mi amor proprio, quiero ser una más entre los otros.

Perdonad, no es egoísmo, no es prepotencia, es mi  limite, sola o acompañada, me marcho de junto de vosotros, para donde, no sé, con quien tampoco, solo quiero marchar, dejar de mirar, lo que veo hace muchos años, cambiar de sitio, mejor,  que seamos visitas, que este tormento de vivir encogida en mi propia casa. Quedáis con ella, no la necesito para nada, con poco espacio en otra, tengo más sitio.

Mis queridas, vos quiero mucho, pero tengo que me querer un poco a mí.

Las platas, no las como, ni los muebles, ni  la antigüedad, de las lozas,  al revés, me están comiendo a mí, un poco cada día.

Siempre quedaré amiga, vuestra, no vos he dejado de querer, ayuda la tendréis siempre, pero mi vivir y mi querer, no.

De  todo lo que tengo, solo quiero  mi querer, mi libertad, un poco, muy poco, de bienes materiales, para vivir.

No pido la luna, ni el sol, ni tampoco, vuestra tolerancia, no tenéis derecho a tenerla , ni yo a consentir, que por favor me dejéis vivir en paz.

Cuantas veces, hablamos, cuantas! Y para qué?  Total, no puedo quitar vuestros celos, ni  cambiar vuestra manera de pensar.

Adonde vaya, siempre acogida, con cariño, desde la cafetería, hasta el  más lujoso hotel. Pasando por casas de caridad, de monjas, adonde suelo llevar cosas para los ancianos abandonados.

Todos, pero todos, me dicen que soy directa, franca, que digo la verdad, que no finjo, solo vosotras, ¿no lo sabéis?

Raro, muy raro, algo hay que  no vos deja ver, el visible.

Más adelante, cuando ya no podáis hablar conmigo, ahí, si, vos daréis cuenta, de lo que habéis perdido.

Tarde, muy tarde, el tiempo en que tendríais que me oír, se fue y el recuerdo no vos contestará.  Solo, el nudo en vuestras gargantas, de remordimiento,  queda para siempre en vuestro corazon.

Así, es, así será.

Oporto, 4 de Junio de 2011

Carminha Nieves