Anoche llegaste a mi casa, llorando,
sufriendo de amor, buscabas consuelo en mi
hablaste del desamor que tu vida esta inundando
e inmediatamente te aferraste en un abrazo a mi
querías el consuelo de un amigo,
este amigo enamorado de ti.
llorAsTE recordaNdo el amor quE sentíAs,
por ese hombre al cual entregaste tu vida,
añoraste los tiempos en los que sonreías,
lágrimas recorrieron tus mejillas hasta quedarte dormida.
Te vi dormida como tantas veces te soñé,
acostada en mi cama y yo a tu lado,
velando tu descanso, cuidándote,
suspirabas entrecortado, temblando de frío,
con sábanas y cariño te arropé.
El cansancio venció y dormido me quedé,
dormía, cuando un abrazo calido sentí,
tus brazos rodearon mi cuerpo,
y tu pecho en mi espalda percibí,
susurraste en mi oído “a quien amo es a ti”.
Besaste mi oído, besaste mi cuello,
buscamos unir nuestros labios
y por fin tus tersos labios besé,
nos besamos suavemente, tiernamente,
percibía tu aroma al besarme,
se encendieron nuestros sentidos,
y nos entregamos al amor
a nuestro amor escondido
a nuestro amor clandestino.