Diletante

SONETO XVIII

 

Unas monedas y al amor comprado

no habrá manera de poder tenerlo

ni con lo mucho cuando, al ofrecerlo,

se hiciere todo como nada a un lado.

 

Unas monedas y en su nuevo estado

de amor ajeno pues, ¡habrá que verlo!;

quien hoy se diga, feliz, poseerlo

verálo ser como favor negado.

 

 Unas monedas, en fin, al volverlo

al buen amor como descarrïado,

inverso y no al alcance han de ponerlo.

 

Unas monedas para el bien amado

a cuenta de ambición quizá perderlo

y no encontrarlo por ninguno lado.