Gerardo Barbera

HABLAN LOS MUERTOS

 

Recuerdo aquella tarde de lluvias y neblinas,

a lo lejos algunas voces, lágrimas tibias,

sentimientos grises, rostros que se iban alejando.

Podía escuchar el sonido de la arena

que caía eternamente sobre mi alma,

las sombras me abrazaban, y la noche serena

la tumba atormmentaba.

 

Quedé solo, como un árbol triste,

ahí, lanzado a los gusanos.

Yo miraba algunas rosas,

era mirar los sueños,

así, como se besa el recuerdo

de los amores olvidados

de una madre, una hija, una esposa.

 

Mi cuerpo yace en el infinito,

no hay infierno, no hay cielo...

La oscuridad es mi sangre,

quiero huir y no puedo ,

anhelo llegar a mi casa, bañarme,

tal vez comer algo, compartir con todos,

besar a todos, sonreir y acostarme.

Siento que ya es tarde, estoy cansado,

mejor entro a mi tumba,

eperaré la nueva luz, ¡ya basta!

Cerraré los ojos hasta desaparecer,

dejar de ser y apagarme.