En cada esquina siempre una nueva encrucijada, ¿que camino tomar? ¿Por cual decidirse, cual es el mejor? ¿Acaso importa? Ahí reside la belleza de lo desconocido ninguna senda es errada tan solo un camino por recorrer. El poema que siempre espera ser escrito.
En ese trajín de la vida entre vuelta y vuelta, aprendo a amar a cuentagotas, esos diminutos silencios que en medio del chubasco, inundan puertas afuera la soledad y desdibujan espacios y longitudes infinitas. En mitad de la vorágine provocada por torrentes de temores y flaquezas, que reconfortante es descubrir un vacío en que el alma se solace.
En el corazón de esta urbe de rutas infinitas todas recorridas y todas nuevas se apilan recuerdos entretejidos, que como cicatrices dibujan la geografía que me define y delimita, creando paisajes surrealistas donde conviven en un mismo espacio, amores, humores, y llantas viejas, materia prima para traviesas ensoñaciones, que suponen nuevas vidas, nuevas rutas, nuevas encrucijadas; más todas, amalgama de la misma pasta.
Hoy doy vuelta a la izquierda, continuo en linea recta, doy vuelta de nuevo, tomo un atajo, transito por veredas y carreteras, trazo caminos que no existían en un vano intento de alejarme siempre regreso a un yo que no es el que era pero soy.
¿Sera este nuevo enero el que me conduzca a otra geografía? en la que mis mares bañen otras costas, y mis olas acaricien con imperturbable ritmo de selenitas mareas, arenas nuevas.
Será este enero.