Es tu mano grácil de seda
 que deshila sus amorosos hilos
 cuando busca mis dedos y se enreda
 para hacer con la mía un ovillo.
  
 Son tus tibias manos un remanso
 cuando ambas recorren en procesión
 avanzando sin tregua ni descanso
 hasta lograr encenderme la pasión.
  
 Son tus manos como dos mariposas
 que revolotean en el jardín del amor
 son tan elocuentes, aunque silenciosas
 porque usan un lenguaje que traduzco yo.
  
 Son tus manos pequeñitas y traviesas
 esas que yo beso de modo efusivo
 las mismas que acompañan tu tristeza
 cuando dicen adiós al despedirnos.
  
 Por eso en nombre de este sentimiento
 que ambos por dentro ya llevamos,
 haré al amor un monumento
 erigido con versos a tus manos.
*****