Desconcertada

EL LARGO (micro)



EL LARGO






Nadie, en varios kilómetros a la redonda sabría
decir su nombre.


Por
lo que mis padres contaban, era un hombre sumamente extraño



y poco de fiar coincidiendo con la opinión de los
lugareños. Desde que tengo uso de razón mi curiosidad acerca de el
crecía, como lo hacían mis años. Su apariencia escuálida y su tez
descolorida, añadían un áurea de inquietud a su persona y por su
gran altura se le conocía en el pueblo por “el largo”.



Vivía en una desconchada y siniestra casona a las
afueras del pueblo y


casi
en su misma puerta crecía un único y hermoso árbol que coronaba


una
frondosa copa que era motivo de numerosos y horribles comentarios.


Aquel
día, cumplía 14 años, salí de mi casa y caminé despacio hacia la



casona...



quería saber...