El Hombre de la Rosa

¡¡¡AMOR CELADO!!!

Dime señora de alcurnia,

que quieres de mi persona,

yo soy un fuerte aldeano,

que sale al día en la aurora,

para que la parva de oro,

se siegue sin más demora.

No quiero saber de damas

ni tampoco de pernadas,

sólo quiero ser prudente

con la honra y sin deslices,

no quiero ser como damas

que roban poniendo cruces.

En latifundios yo entrego

de el alba hasta la noche,

segando salvado y trigos

con el hambre en la boca,

repletos de entonar coplas

al viento porque no coman.

Usted requiere mi entrega

de sudor y otros placeres,

por derechos de pernada

que sirve para perderme,

mientras el hijo de campo

se esconde por no tenerte.

Hambre de mujer y penas

que asombras tu poderío,

entre las gentes sin cena

en la tierra de tus deudos,

sin saber que la ambición

siempre obtiene su veneno.

 

Autor:

Críspulo Cortés Cortés

El Hombre de la Rosa

6 de julio del 2011