Eliana Villada García

ELLA ES LA CULPABLE

Aún recuerdo cuando vi tus ojos por primera vez, no sé si aún brillaba el sol o la luna ya menguaba el cielo, no sé qué sentí, pero tampoco me ilusioné pues  tu mirada era tan segura y empedernida que quise evadirla para después no hacerme daño.

Solo duró ese instante la persuasión que en mí, tú causaste y cuando volvía a verte eras tan fugaz como el tiempo y a la vez tan indiferente y difícil como palpar las estrellas.

Oculté mi sentimiento y ni yo misma lo supe ver hasta que tu mirada me dió la respuesta a una pregunta que mi corazón velaba, pero de ningún modo se lo detalló a mi conciencia.

Allí comencé a interesarme por ti, a visitar el lugar donde siempre podía verte, ver tus ojos insistentes y efusivos, tu piel limpia y dócil, tus labios atractivos y deleitantes y de alguna u otra manera acariciar tus dedos que dejaban un efluvio atrevido en mi inspiración.

Por tu mirada desvelas mis noches, destellas mis días, inquietas mi calma, agitas mi respiración, conquistas mis poemas y distraes mi sensatez; ella es la única culpable de llevarme a ti.

 

Así puedo resumir un poco lo que causas en mi existencia, lo que en tan corto tiempo nació de una mirada y lo que hoy es mi utopía más anhelada.

Rétame a olvidarte, a borrarte de mis versos, a sacarte de mi pensamiento. Rétame o ayúdame porque tengo miedo de que seas ajeno, de que seas el dueño de otros labios, de otros ojos, de otra piel o de otro corazón. Déjame perder en tu mundo aún desconocido, déjame descubrirte en la magia del amor.