Eduardo Urueta

Me visto para despedirme

 

¿Qué voz anunciará el principio?
Parece que estamos entrando al final
las plantas se ahogan o ya no crecen, se secan
el ganado muere.
Nos vestimos de incógnitas desde los ojos hasta la boca
para decir nada
lo que no somos.

El miedo es el alimento diario
ahora hasta temo del quiquiriquear de los gallos;
pienso que anuncian la siguiente tragedia:
que vendrán lluvias que sumerjirán ciudades
huracanes que mojarán los desiertos
soles que lastimarán los ríos
-el Papaloapan será una lágrima larga y el Guadalquivir llanto sin sueño-
gritos de la tierra que comerán tierra y edificios
volcanes que dirán su interior y teñirán de rojo los suelos
que todo empezará por México
que mi nombre irá desapareciendo
a medida de un minuto por cada fatalidad.

Te imagino pidiéndome perdón
por todas las veces que en mí colocaste el insulto del mundo
para salvarte de no sé qué idea de ades. Yo diré que sí.

Me hago en un murciélago, en los colmillos grandes
en una noche inmensa, para quedarme quieto me visto de gala:
Los calcetines son nidos de gusanos
mis calzones son una nube de liebres comiendo la desgracia
mi corbata es un lagarto que no come más que mi cuello
mis pantalones son dos elefantes huecos
mi camisa es un leopardo abierto
hasta me pongo guantes que son diez ánguilas que maté el día que me interné en el mar para buscar electricidad que no había en mi casa.
Me visto para desvestirme en la humedad, en la putrefacción de los años que me esperan muerto.
¿Qué nos permanece, qué puerta, qué espaciosa noche ?