Carlos Alcaraz

Estos días

 

 

Tengo tus ojos clavados en mi espera,

el color de tu voz haciendo juego con mis manos.

Sobre tu piel,

entre los cuerpos:

las risas, las dudas, las promesas,

el calor en mi cuarto

y el terco amanecer en que nos encontramos ambos

desdichados, jubilosos,

amándonos.

 

Ya tendremos tiempo (o tal vez no)

de hablar sobre nosotros.

Hoy te quiero,

y prefiero quererte,

mujer que no conozco y que aprisiono

entre mi pecho y mi presente.

Tan lindo mi presente,

así, lleno de ti.

 

Hoy no importan los futuros,

los pasados, la razón,

no importaría la vida misma

si hubiera que pensarla.

Nos tenemos,

tenemos el parque,

el Vieux Lyon,

tenemos la noche y los puentes,

tenemos pies descalzos,

manos limpias,

olvidos olvidados,

tu volante y mi niñez

de corazón abierto e inocente.

 

Mientras exista la ternura

y el deseo,

las caricias serán el lenguaje perfecto.

Tu acento conocerá mi acento,

así, al roce de los labios y

el robar de los suspiros,

así, en lo que quede

de tu boca o de mi alma,

coincidiremos,

y moriremos juntos,

sin miedos,

sin rostros,

sin cuerpos.

 

Carlos Alcaraz

10/06/11