Monica Landini

La oveja perdida

Señor hoy me confieso: a Ti llego, vacía

por no tomar mi cruz.

Huyendo de sus riesgos me envolví en cobardía

y desprecié tu luz.

 

En tu huella distinta, yo debí mantenerme

Íntegra y fiel a ti.

Cabal ejemplo diste para en él sostenerme

y orando persistir.

 

Pediste que extendiera la admirable noticia

de tu amor redentor,

vendando a los heridos con tu paz que acaricia.

Bálsamo sanador.

 

Te oí sin escucharte pues no te conocía;

rebelde a tu llamar.

El placer pasajero, mucho más seducía

incitando a pecar.

 

Con pomposa estrategia, planifiqué mil triunfos

basada en mi visión.

Esa cruel insolencia desfiguró mi rumbo.

Coseché decepción.


Soy la oveja perdida que buscando anhelante

a la cruz te guió,

y una gota brotada de tu flanco sangrante

hoy mi frente tocó.

 

Por eso ante tus plantas derramo mi fracaso

suplicando perdón.

No merezco tu Gracia; mas tómame en tus brazos.

Obra restauración.

 

Sé que sólo Tú puedes recoger mis pedazos

y lavar mi dolor.

Yo prometo solemne, seguirte a cada paso.

Tú serás mi Pastor.