Geovani

Hipnótica ninfa.

 

El beso de amor nos unió nuevamente en un instante,

amando hasta la sombra de tu amor distante,

siguiendo tus pasos en el bosque espeso,

placer delicioso lleno de tu semblante y de embeleso.

 

En tu pérdida queda mi corazón inerte,

mudo anochecer eterno sólo por verte,

nunca te amé tanto como en éste minuto,

nunca tanto como en éste último segundo.

 

En mis brazos te desvaneces, te evaporas,

me llenas y te vas con tus deliciosos aromas,

todo fue tan rápido, como siempre momentánea,

tan fugaz, silencios breves y espontánea,

luz trascendente de la luna instantánea.

 

Blanca majestad, sueño y luz de ocaso,

fragancia que se declina en un beso a nuestro paso,

mientras sigo la huella perfumada de tu sombra

entre la suavidad del terciopelo y la alfombra.

 

Paso las noches insomne con tenues suspiros,

platónicos, ebrios de amor por tus dulces besos,

los que ahora extraño, los que me quedan los guardo en mi corazón ilesos,

en la desolación de mi alma permanecen presos.

 

Consuelos divinos sobre el mar azul donde arrojo nuestros recuerdos,

donde inclino mi boca para llegar a la tuya, hermosa y sensitiva,

todo es una triste ilusión, lejana, irreal y perdida,

momentos que alguna vez se reflejaron en tus tiernas pupilas.

 

Hada nocturna que acompaña mi lámpara suicida,

esencia taciturna que busca tus sueños de doncella dormida,

luces del abismo oscuro nacidas en el iris de tus ojos,

distancia que recorro bajo las sombras negras de los árboles del otoño.

 

Hipnótica ninfa, paradoja de tu ser,

amándote con mi alma desesperada y marchita,

claroscuro de tristeza, desolación, de alegría,

paréntesis de amor y de tu hermosa sonrisa.

 

Plegaria dulce y tierna de desvelo,

éxtasis de amor, reina amada en mi cielo,

niña hermosa, dulce dama a veces indecisa,

ahora fugitiva de amor, en algún lugar extraño perdida,

sólo me llegan ecos de tu inconfundible risa.

 

 

 

La luna rodeada de nubes tus besos me evoca,

fragantes uvas que te daba en tu boca,

cada tarde entre suspiros románticos pintamos en el lienzo blanco

de nuestro amor, siempre abrazados, siempre soñando.

 

“Paradojas de la luna que duerme cien noches, estrellas que te buscan desde el cielo y parte de nuestro amor te arrojan, horas que pasan lentamente sin ti, que se hacen eternas, caricias que sonrojan la piel de los amantes que se besan, desvelos que desvanecen la luna blanca y tierna, un amor que se pierde entre las nubes que se vuelven arena.”