Diletante

SONETO IX

 

Con la nostalgia del amor perdido,

errando en el desierto, peregrino;

buscándole a mis pies nuevo camino

y al corazón refrigerio, he venido.

 

Mi vida -he de decirlo- ha transcurrido

sin más que mal como circunvecino:

días y noches de vagar cansino

hirientes gajes de mi oficio han sido

 

y aunque, admitiéndolo, me late olvido

como receta para el buen destino

lo tal aquello intentar no he querido

 

pues no es olvido lo que busco sino

paz del recuerdo a pesar; más no pido

 ni lo procuro ni me lo imagino.

 

 

 

 Elmer Cortez