Pablo Diaz

Cada cabeza…

Cuan insensibles tontos,

 corremos por la vida; la

enmarcamos en

 nosotros…  rodeándonos 

nudas gentes al margen de

las miradas que se

perciben… colgando

nuestra existencia de la

manera de ser.

 

Tu mundo y el mío, el

mismo de los mortales;

 aquél que la luz del sol le

brinda los despertares y,

entre el ocaso y la aurora,

florece una negra rosa con

un tremendo lunar, cuan 

siendo, de ella, un ojo.

 

 No son mundos

diferentes; sólo que tus

 pensamientos giran en

torno a tu ambiente

encerrando la existencia

en tu gran necesidad y, en

efecto, lo hace tuyo sin que

importen los demás.

 

PABEDIZ…