MARÍA DEL MAR

DESAFÍO Y SÚPLICA AL VIENTO

Quiero que me regales, VIENTO, los sueños

que se forjen en las noches que no hemos de pasar.

La vida es tan corta que no existe ni el tiempo

para gozarla al completo sin apenas llorar.

 

Sé que habrá lágrimas portadoras de recuerdos.

Las dejaré fluir hasta mi boca llegar.

Y sé que al notar que la sal, es la sal de sus besos;

mis ojos no querrán dejar de soñar.

 

Lograré con la fuerza que él me ha enseñado,

encontrar su nombre escrito en cada pliegue de mi piel

y aprenderé a componer con los sonidos del silencio;

melodías diferentes para cada anochecer.

 

VIENTO, perdona si el egoísmo hoy habla en mi boca,

son la angustia y el amor mezclados a la vez.

Yo que nunca fui egoísta para nada;

su amor hace causa de avaricia en mi ser.

 

Y ahora, devuélveme, VIENTO, si puedes,

las estrellas fugaces que no podré ver.

Es lo último que te pido, mi único deseo,

para rogarle a Dios, quererle más que ayer.