Llegaste cual brisa de primavera, me diste una ilusión...una fantasía, un sueño que por más que quiera hacerlo realidad nunca lo será, solo quedará una huella en mi vida, haciendo que el tiempo borre el dolor y solo deja un recuerdo sumergido en la melancolía de la soledad.
Tu mirada iluminaba mi alma, le daba un toque tan cálido cual rayo de sol en el amacer de un hermoso verano...hoy esa mirada se ha quedado vacía, ya no tiene luz, ya no tiene vida, solo soledad y melancolía.
Miro las gotas de lluvia que caen tras el cristal, son como lágrimas que salen de mi alma que se destroza por tu despedida, que ilusa de mi en pensar que un día tu podías llegarme a amar.
Tiempo que ayudas a quitar el dolor de un desamor, ayudame a sobrevivir nuevamente esta desilusión...no se si logré olvidar el ayer, pero la verdad es que tu nunca podrás amarme, eso es lo que debo entender.
Veo mi reflejo en el cristal, la mirada esta perdida en la inmensidad queriendo encontrar el porque de tu adiós, tratando de vivir en la soledad con esta desesperada tristeza que carcome mi alma vacía.
Te volviste indispensable como el aire, solo quería ser tu razón de vivir... pero me equivoque porque tu nunca pudiste sentir lo mismo por mí...solo me dabas migajas de ternura y de cariño, pero nunca amor.
Me quedo siguiendo el camino de la amarga melancolía, me ire hacia el mar inmenso del olvido donde ahogare mi llanto...donde mi alma quedara sumergida en el frío invierno de tu desamor y del hastío.
Me quedo con el corazón en la mano, sangramdo de dolor, llevando las cenizas de un bello recuerdo cual abrigo oscuro y gris, con el alma rota y mirando solamente la tristeza de la soledad.