MARÍA DEL MAR

MARCADOS POR LA PASIÓN

 

Escondido en la alacena

un jarrón de porcelana

sigue guardando una rosa,

está marchita y aún clama.

 

Clama tu nombre y el mío

y, en cada pétalo seco,

entrelaza dos cuerpos

con la distancia por medio…

 

En éste mundo, qué afán,

por destruir el amor.

Y sobre el empeño inútil…

Perdurando la pasión.

 

Cuando se acerque ese día

en qué el cuerpo se desploma…

Ha de temblar la alacena.

Se ha de deshojar la rosa.

 

Querrán arder las palabras

escritas en cada verso

que a lo largo de una vida,

marcamos con el secreto.

 

La retina de éstos ojos

- y de los tuyos también-

podrán leer en el fuego

la nobleza de un querer.

 

Y aunque el papel arda en lágrimas,

nunca quemará palabras.

El papel se hará cenizas.

Sobre las cenizas… Dos almas.