DAVID FERNANDEZ FIS

!AMADA AMANTE!

Me atraes a tu cuerpo de Diosa

como si fueras un imán potente;

me miro en esos ojos de fuego

y digo por dentro ¡Dios, detente!

 

Eres como una laberinto etéreo

donde yo me quisiera perder;

viajar por el valle de tu placeres

para explorar lo que me vas a ofrecer.

 

Nunca antes pensé en pedir clemencia

a una mujer que me abra su alma,

pero tengo temor perder la decencia

más de lo normal y perder la calma.

 

Tu labios rojos son el infierno vivo

en el que yo me quiero quemar,

y por tu piel de dama lujuriosa

dejar mis caricias y hacerte sonrojar.

 

¡Ay de esos dedos tan traviesos!

no pares en tu acto de seducción,

por favor, sigue el mismo sendero

pues loca de pasión yace la razón.

 

Abre tu paraíso, ¡Ya no lo escondas!

¿acaso no quieres estremecerme?

Ven, amor y amame de mil formas;

después de todo, vas a convencerme.

 

Entraré en tu mundo para amarte,

así lo decidió mi corazón enamorado;

serás la reina que mi cuerpo idolatre

dueña de mi ser, por tí ilusionado.