Miyagui yuyatsi

Y pensar que fue mia una noche...

 

 

 

 

 

 

 

Llego la noche…

Y con ella un sonido lastimero,

Que alterna melodías, en canciones de silencio,

Soledad indefinida, variación de movimientos,

Con recuerdos insistentes, en un mar de pensamientos.

 

Y pensar que un día la rechace,

¡Que Dios me perdone por tal desacierto! 

 Palabras, ya no hacen efecto en sus sentimientos,

Así que no espero respuesta, si algún día ella lee mis versos.

 

 Con la noche llega el sonido de los besos,

Susurros a lo lejos que provienen de los cerros,

Y murmullos que destilan, las estrellas en el cielo,

Son suspiros impregnados, en las nubes de lo incierto.

 

Y pensar que fue mía una noche...

Y la soñé con los ojos del alma,

Aquellas rosas del jardín, su belleza admiraban,

Pero un jardín de estrellas en su nombre titilaban.

 

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Se impregna la noche…

Igual que una caricia en el cuerpo de un joven,

Una aurora boreal se dibuja en el oriente,

 con un viento acaramelado oculta a la luna impotente.

 

(Los segundos se olvidan… las horas se pierden...) y los besos...

 

 

Y la noche se amilana con la luz de los recuerdos,

Como se entristece un niño, cuando pierde algo perfecto.