Luis Rayo

SUSPIROS DE DIAMANTE

 

¡Oh! suspiros que a los cielos suben,

que caminan por mis afligidas penas

con aires de tristezas mías,

y con aromas que me llegan

del silencio tuyo.

 

Dulce encanto,

por ti los llantos son diluvios,

por ti las ilusiones son suspiros,

y mis fuerzas desfallecen

entre nubes pardas

y tempestuosos delirios.

    

¡Ah! tiempo

en que el silencio trasnochado

perturbó mi horizonte,

atisbando tu figura

entre incomprensible bruma,

hecha a pinceladas de brillo

cual princesa de sueño,

y atraída por mi anhelo de fantasía.

 Hoy despierto dormido  con la ociosa

aurora del destino incierto.

 

Unos cenzontles hechos pareja,

cruzaron las nubes del mar

entre los hilos luminosos de la aurora,

y tú, con tus alas delicadas

 y suaves de mariposa,

cruzaste el firmamento

volando de forma airosa,

sola, sin mi, sin ti…

 

 ¡Oh suspiros de diamante!

que conmigo siguen,

compañeros fieles

de amores perdidos,

que se mueven y se mecen

como si fueran los mismos luceros,

luceros perdidos

entre profundos suspiros.

 

 ¡Oh! Ausencia de cisne en vuelo,

que envuelves a mi dolor enfermizo,

a veces quisiera mejor estar muerto

que dejar de verte siempre en el infinito.

 

Más el crepúsculo encantado

me ha devuelto las ansias

de cantar nuevamente.

 

A través de las rosas de luna,

he visto crecer la ternura, 

con bellos sentimientos de dulzura,

y con inmensos suspiros de fortuna.