Hoy, después de muchos días observo tus ojos,
siento el calor inmenso de tus abrazos,
me arropo entre los viejos recuerdos.
El sol sofocante de verano hace que piense
en aquellos consejos de cuando pequeño,
solía hacerte reír pero también mucho daño,
solamente quiero decir lo que mi corazón siente.
Mamá, eres tú, eres tú mi musa en esta prosa,
eres la persona a la que quiero agradecer tanto,
eres tú la que me cuida como un bebé en su manto,
la que en estos momentos se encuentra tan hermosa.
Fuiste la mujer que me apoyó en todo momento,
a la que en estos instantes le agradezco
cada consejo, a pesar de no haberte escuchado.
Lo siento por haber sido tan tonto,
no supe reaccionar cuando debía hacerlo
y ahora sí puedo decir, me arrepiento,
me arrepiento de no haberte escuchado,
de no haber atendido en tus consejos,
de no haber dicho ¡NO! Eso es malo,
Lo siento muchísimo mamá.
Sé que de las muchas veces,
yo fui culpable de tus tristezas,
de tus angustias de pensar en lo que me pasaría,
de tus malos ratos preocupándote por mi,
comprendo que me merecía castigos,
me merecía lo peor porque simplemente
tú lo hacías para darme una lección,
para que pueda aprender lo que está mal
de lo que en realidad está bien,
entiendo cada enfado tuyo y de ello
estoy muy arrepentido.
Mamá, quiero que sepas
que eres lo mejor para mi,
que me lo has dado todo,
yo no supe cómo comportarme
y aún así tu siempre has estado ahí,
queriéndome, soportando los malos ratos
y sobre todo apoyándome
que es lo que más valoro
en estos momentos.
Una última cosa mamá; TE QUIERO.