La brisa fresca de abril
muere por las amapolas.
Yo lo mismo que la brisa
muero por besar tu boca
Tus ojos claros y limpios
me hechizan con su mirar
yo estoy prisionero de ellos
esperando la eternidad
Para tu pelo dorado
yo tejeré una diadema
solicitándole al cielo
un ramillete de estrellas
Para tu cuerpo divino
vestidos de luz de luna
bordados de surtidores
con reflejos de agua pura
Yo deseo, quiero ser tu mar,
que tú seas mi linda playa
y en tus cálidas arenas
veré nacer la mañana
La dulce noche de san Juan
al llegar la madrugada
yo te amare, tanto tanto,
que naufragare en tu playa
Pedro Bonillo