Mojado en columnas de espesas torres,
tratando de cruzar un charco río a lugar,
los zapatos tiemblan de vergüenza y de frío,
saltar puede terminar de calarlos.
Mojado en avenidas de mucha gente,
las nubes gruesas parecen no querer detener su lluvia marcha,
llenan baldes y concavidades en las terrazas,
los pastos beben hasta embriagarse en verde y las flores,
infinitas como vos, mejillas rojas y dulce veloz,
elevan sus perfumes con la complicidad de la humedad y se llenan de alegría sus pétalos al verte sonreír.
Ya arranqué yo mi camino, mojado y al azar;
No me viste estancado, quiero ser móvil, andarín,
quiero plena vigilancia a mis pasos con luces estelares y rayos de sol,
quiero que llueva cuando canten los sapos y quiero una bruja
hechizada de amor.
Luces de escenario y libros
alrededor,
¡Por doquier! ¡Hasta en los palcos!,
voces que se alejan,
gritos que se acercan
y un violín enamorado de un piano viajan en el mismo avión,
con el mismo son, sin espuma ni atención.
Las veredas continuaron mojadas,
siguieron río marcando,y actuando barcos se entretuvo la basura.
Tremendas llagas revelan los mendigos, ojeando techos,
deseando morir para no sufrir,
y saber que cuando el sol los seque, su casa ya no será igual.
Ya no estará ahí; Y yo no estaré ahí.
Las letras marcan el camino de la poesía,
así como el viento marca el camino del mar,
pero yo no sé quien marcara mi camino,
pero de todos modos lo quiero caminar.
Ayudando a ayudarte resolver, en vos volver a pensar,
lejos de la puerta donde golpeaba por tu presencia,
lejos de mi puerta donde golpeábamos mi ventana,
lejos de las escaleras que nos llevaron al cielo,
lejos del auto que te devolvía a tu casa,
lejos de los pies que caminaban nuestro andar;
el pan de la mesa en los almuerzos falta siempre, es que así es el viajar.
Y bajar la vereda fue el comienzo de todo,
pasar el charco de río,
la barrera empapada,
la torre que mojaba,
la basura que navegaba
y la música que remaba,
todos marchando en la misma dirección y yo, contra todo,
buscando la mía.