Leandro Rodríguez Linárez

(Intitulado XVI)

Deambulas, en mis hojas deambulas, mis letras son lluvia esquizofrénica, mi papel barro garboso, mis letras caen como un otoño enamorado, no hay palabras que hastían, no hay espacios que no hayas coronado. De naturaleza que deambula, eres la sabia de la madera, el agua de las cosas húmedas, el magma de mi tierra profunda… ¡mi sangre!

Deambulas, como la caridad en las sicalípticas manos de un mendigo, como la inocencia en los ojos de los niños, como el dudoso aire que entra y sale de mi pecho, en mi sombra subterránea y aérea. Antes no sabía, carecía, nada era mío, impropio, ceniciento, cuando llegaste amaneció de pronto, un sol duplicado, la luna perdió su mitad y las sombras ocuparon su lugar, comenzaste a deambular, liviana y silvestre, multiplicada, expandida, me hice dueño del mundo, porque en todo deambula tu nombre de rugido, tu aroma invasor, extirpando la pobreza y la amargura de mi viejo mundo ¡Oh mujer! deambulas.

 

LRL

 

24-5-2011