FIDEL HERNANDEZ

El lapicero y la goma (FÁBULA)

Hubo un buen día

en que a una goma

se le quejó un lapicero

cuando ella, toda ufana,

unas letras desaparecer hacía:

-       ¿Por qué me borras

todo lo que yo he hecho?

¿Por qué te llevas

con tanta premura

todo mi esfuerzo?

¡Qué fácil resulta para ti

con tu obeso cuerpo

hacer desaparecer

dejando parte de mi piel

entre aquella papelera

y este rayado papel!


Al oír esto la  gran dama,

y sin dejar de hacer su trabajo,

le contestó casi de mal gana

y con cierto aire descarado:

-       ¿Ojalá que tú hicieras

todo lo que te propones

sin errores y a la primera;

que yo entonces no existiría

o simplemente echaría la siesta

hora tras hora, día tras día!...

Y ahora, piensa un poco,

si tu cabeza hueca te deja,

y entiende que para mí

me resulta muy bochornoso

y me da mucha pena

el tener que destruir

lo que construyen otros.

 

Cada utensilio tiene su tarea:

un lápiz nunca debe faltar;

pero tampoco debes olvidar

un sacapuntas o una regla

y  sin caber la menor duda,

debe estar en tu cartera

esa imprescindible goma

que corrige nuestros fallos

y que nos deja su agradable aroma

cada vez que la utilizamos.

Y esta es la moraleja

que hoy quiero que aprendas:

Para poder hacer bien tus trabajos

impecables y con buena nota,

¡todos los materiales que necesitamos

deben acudir a la escuela!