Pedro Jorge

Adiós y Dolor...

Mañana, cuando la fría y oscura distancia nos separe,
cuando en tus ojos claros no pueda ver mi reflejo,
cuando ya tu cuerpo muy lejos del mío esté,
te hablaré en el viento, te miraré cada noche en las estrellas y entonces lloraré.

Dios mío, ¡oh cuanto mal causa el dolor de la lejanía!
y más aún cuando mi alma tenerte para siempre ansía,
no se si vivir podré o quizá pasado el tiempo sin más falleceré,
pero mi corazón es fuerte, y aunque sufra no te olvidaré.

Te buscaré en el horizonte infinito del atardecer,
imaginaré que vienes cubierta de luz en el amanecer,
preguntaré a mi sombra cuando habrás de volver
y rezaré al cielo para que me conceda en mis brazos volverte a tener.

Es bien sabido cuan agonizante es una espera,
o saber si volverás, o si los segundos que pasan te puedan cambiar,
cuanta tristeza cabe en la distancia,
pero en ella no hay más que el amor pausado que has de despertar.

Morirá mi cuerpo, enloquecerá mi mente, y se escurrirá mi ilusión,
se perderá mi alma cuando el agudo silencio de la noche invoque a recordarte,
por mis mejillas rodará la primera lagrima que me costará la vida,
y en el fondo de mi alma se apreciará la herida que causó tu despedida.