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Pesca insolita

 


Pescador de enseñanzas,
aprendiz de la alegría,
él pescó buceando,
las que surcan navegando
entre metáforas y alegorías
por los vastos océanos
teñidos con esmeraldas de fantasía.


Cazó prohibidas palabras,
tabus acomplejados (los desechó)
y al fin encontró
la chispa en un racimo
escondido tras las parras
con el que elaboró
el vino que toma ahora
con sonrisa y entre charlas.


Y desde este entonces pervive,
desde éste se le aparece
el mudo silencio
cual embrujado crea (hablando por los codos)
de los epitafios nacimientos
e impide que los cerrojos cierren
los portales de su camino;
y así es como descubre
en la nada un horizonte
anclado en los húmedos besos
de cualquier mirada se postre.


Arrió las velas del enfado
pues el desenfado resulta exigente
al pedirnos la reconversión,
que demanda trabajo y sudor
y le resta imperdibles gotas de gozo
al plácido tiempo de disfrute.


Gritó con todas sus fuerzas….
¡cambio....cambio!
(cual vendedor ambulante,
que pregona por pueblos y calles)
cambio seriedad por simpatía,
pañuelos empapados por desconsuelo
por un mechón que todavía
queda en mi flequillo
alentando algún que otro sueño.
¡Cambio!...incomunicación por grata tertulia,
austeridad por servicios;
y es que tuvo bastante en cuenta,
que los fracasos resultan ser triunfos
y si se ahorran enfados
y la amargura se esquiva
la enfermedad deja de ser tal,
modificándose se transforma,
aproximándose de nuevo
a la virtud que es salud.


Y dijo: No dispongo de enfados,
el odio quiero desdibujar,
el egoísmo pesa demasiado
la envidia y el rencor hay que erradicar;
para lograr ser ayuda
y si hiciera falta
sin recelos nos ayuden,
para que con estas señas coherentes,
el loco afianzado en mi se conforme
con vivir aquello que la vida dispone
eludiendo pedir, ni que le pidan cuentas
de lo que gratuitamente se borde.

   

318-omu G.S. (bcn-2011)