Te imagino.
 Imagino tus ojos tristes,
 tus lejanos abrazos,
 mirada alegre, 
 cercanos brazos.
 
 Te imagino.
 Imagino tu celestial presencia
 entre las sábanas de mi cama.
 Sé que está prohibido dormir con diosas,
 pero expondría hasta mi alma.
 
 Te imagino.
 Imagino tus zapatos tirados en el recibidor,
 tu camisa triste y sola en el sofá,
 tus pantalones aburridos en el aparador,
 tú y yo disfrutando en irónica soledad.
 
 Te imagino.
 Imagino en este sueño el momento
 en que tus piernas bajen la guardia,
 que tus pechos sean la entrada
 de un universo donde solo entran dos.
 Tú y yo.
 
 Te imagino.
 Imagino abrir los ojos y escucharte respirar.
 Imagino, en tu mirada, la verdad.
 Imagino dejar de soñar.
 Imagino hallar, en tus besos, libertad.