RICARDO ALVAREZ

NUTRIENTE - de CREPUSCULO

 

De la espalda del tronco escondido

y sus brazos de sombra,

lentamente fuiste haciendo su opimo fruto.

Nada te costo nutrir su savia

con la sangre aglomerada de tu beso.

Ni te costo extraer de sus raíces

una flor flagrante de aromas.

 

En las hojas anduvieron tus ojos

otorgando el calor y la dulzura,

conservó el denso su follaje

con los signos de tu mano de sustancia.

Tu acercaste el rocío a la hoja

como un mana trepando de la greda

y llenaste de moles acuosas mi boca,

como si tus labios no dejaran los míos agrietarse en calma.