Fredy Maldonado Cordero

SILENCIO

Si descubres la verdad en lo sagrado,

y traduces fácilmente lo profano,

no en vano puedes ver que has amado,

al viajero, al extraño y al hermano.

 

No motives vanamente tus anhelos,

no corrompas la virtud en la revancha,

desechando de tu mente falsos cielos,

y de tu alma todo aquello que te mancha.

 

No anides falsamente tus sentidos,

en lo externo de la vida pasajera,

profundiza del interno los latidos,

y cultiva una vida verdadera.

 

No olvides que el silencio facilita,

la respuesta a tu agónica inquietud,

tu existencia encontrará la presea bendita,

si te forjas con fructífera plenitud.

 

Eres hijo predilecto del altísimo,

que provee en tu vida la verdad,

debes siempre estar atento y prestísimo,

a donarte con afecto, amor y caridad.

 

No confundas el trayecto del destino,

que te invita a sembrar la amistad,

no propicies lo escabroso del camino,

que conduce tu existencia a la eternidad.

 

Si el misterio pocas veces descubierto,

hoy es duda en toda la humanidad,

es momento a estar siempre despierto,

superando los embates de calamidad.

 

Es la vida un trayecto en el desierto,

ansia eterna de una búsqueda sin final,

requiriendo de un corazón siempre abierto,

al cobijo de un Dios siempre celestial.

 

No requiero las palabras cortezanas,

no me impulsa el sentido de vanidad,

simplemente me interesa que comprendas,

que te debes preparar a la eternidad.

 

Se han vertido los sonetos luminosos,

en compleja expresión de ansiedad,

externando los profundos sentimientos,

de la falta de virtud y humildad.

 

Si el delirio que acompleja nuestra mente,

se antepone fijamente a las mieles del amor,

es tu esfuerzo y convicción siempre valiente,

lo que puede abolir el veneno del dolor.

 

Ilumina el escenario de tu existencia,

que se ofrenda dulcemente en tu interior,

el silencio en fortaleza a tu paciencia,

ha de ser siempre un verdadero confesor.

 

Ama, si, ama y propicia la virtual felicidad,

pues tu prójimo, la verdad de tu existencia,

que reclama solidaridad a tu conciencia,

está sediento de sincera espiritualidad.

 

Calla, calla, y no te afanes que es de más,

calla, calla, y en silencio actúa más que hablar,

calla, calla, y responde al llamado del altar,

ama siempre y nunca olvides, que primero están los demás.