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Controversia de reinos

 


Surqué por guerra en navío,
oí el mar ladrar encantos,
de otros era este delirio
por el que ayer sufrí y sangro.


La ambición sea vencida
fue portada por conquista,
una pobre, que no rica,
avaricia libertina.


No se observó la piedad,
hiciose demonio el santo,
el rango ordenó arrasar,
quemose cultura en trazo.


Mi mano abandonó espada,
mis pies algo fatigados
ya necesitan de una cama,
no de aquel trajín ufano.


Desistí de imponer cruces
cuales injustas acusen,
rachacé la fe indolente,
que con codicia hinca el diente;
ese poder cual comporta
masacrar otras personas.


Para encontrarla crucé
las tierras en polvareda,
estridencias escuché,
pisé negras calaberas.


Hasta murió mi caballo,
se hartó de trotar en fango,
galope tornase mudo,
él cayó, del todo exhausto.


Sus ojos de un brillo intenso
hablaban en esperanto,
azabaches sus cabellos,
traviesos, que no callados.


Sobre su piel bien despierta
lucía un coloreado,
de suave bronce cual reza
desde madre en parto grato.


Me quedé de ti prendido,
del olor de tu montaña,
el mio uniforme me quito
para saludar el alba.


Quiero quedarme a tu lado,
ya no volvere a España,
ante tus huellas yo callo,
estás, son fértiles, sanas.

318-omu G.S.