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Sobre un trono sin corona

 


Dios; domesticando estoy
la fuerza de mis sentidos,
el enramado que trepa
entre las hiedras y mimos;
y postrándome rendido
ante la naturaleza
de éste halo, preciado onírico,
deshago la niebla densa,
cadenas que me negaron
navegar por vuestro cielo
susurrandoos latidos
que por vos riman en verso.

 

 

Entre esmerados riegos y tijeras,
que podan malvas salvajes y bellas,
quedo ensoñado por luna y estrellas
cuales libres atraviesan las eras.

 

Desde mis cuidados en el jardín
os vi crecer con la regia corona,
vi, que a la flor vuestro beso sazona
y a mi, da razón carente de fin.

 

 

Os buscaron caballero,
mas sé, deshonra éste ha traido,
es truhan que por dinero
vendió a sus padres y tios.
No os quiero ver prisionera
del sufrimiento aguerrido,
barajar pues bien la cuenta,
nunca hileis con desvarío,
pues con prontitud el llanto
rugira dentro del alma
y vuestra delicadeza
vagaría acongojada.

 

 

Acaso sabeis linda damisela,
cuestión de dote es amor que os profesan,
os mienten pues, versos cuales confiesan,
que vuestra esencia su sueño desvela.

 

Olvidar al apuesto conde Sartas,
perdió en el juego toda su riqueza
y hasta su alma y con ella la franqueza,
en el mesón, jugó anoche a las cartas.

 

Llevo ya años en días repasando
al son de pensamientos embriagados
por blancura en lirios apasionados,
la petición, cual me pregunta -¿cuando?.

 

Cuando al fin ha de asomar valentía,
arreciando en vos me lleve a deciros
palabras de amor sentido y pediros,
mi hogar inundeis con vuestra alegría.

 

Me acerco predispuesto a anotar,
cauto os expongo con cierto temor,
se desvista el semblante de rubor
al oir propuesta cual dona un casar.

 

Pues seguro sabreís apreciar,
la timidez, cual me trae al pudor,
que descubre inocencia en el honor,
de disponer de vos para avanzar.

 

¡Digno es amor! si es amor, cualesfuere;
¡y esteriles! la venganza y rencor,
ambos arrasan llenos de furor,
son punzante dolor, que rasga e hiere.

 

318-omu G.S.