Cada ósculo de tus labios encantadores,
que guardas con afán desperdiciado;
guárdalos para mi cual coral preciado,
para que mi alma siempre los adore…
Cada rizo que cuelgue a tus sienes,
a tu rostro hace fulgurar,
ya que ellos saben demostrar;
toda la gracia que en tu cuerpo tienes.
Cada mirada de tus ojos bellos,
parecen péndulos fascinadores…,
haciéndolos muy bellos y encantadores;
igualando al sol con sus destello.
Cada centímetro, de tu piel formada,
tiene blanda y suave delicadeza;
que sin dudarlo envidiarían las condesa,
¡la estructura de tu piel delicada!
Cada fibra de tu cuerpo, cada hueso,
parece una obra de escultura,
haciendo de ti, la más bella criatura,
creada en este infinito universo.