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La crónica de mis sueños

Dios no te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de convertir tus sueños en realidad. Hector Tassinari

 

Lentas y suaves se enroscan las delgadas ramas de la florida enredadera; se trenzan alrededor del tibio tronco del cedro con mucha lentitud. Poco a poco le envuelven en un firme abrazo que hace al reloj andar más rápido. y después con la delicadeza de un terso lirio absorbiendo el aire tremulo de la primavera se posa la cartaginosa y rosada mariposa, ella, escucha el escarlata palpitante que fluye por los largos caudales del intrincado río que lleva el carmín impulsado por el reloj.

¡oh dulce maripiposa! cuan grande la dicha de escuchar la profunda y delirante respiracióin del arbol y del andar apresurado del reloj que habita en el árbol

Lirio traidor susurrando a la enredadera los turbes del pobre cedro

Ambos son complices de la limpida complicidad que hace cerrar las dos primeras puertas de la amada de Faetón que, enroscada en su pecho sonríe, escuchando el palpitar de su sublime corazón y abriendo lentamente su penultima puerta.