El Hombre de la Rosa

DE PLATA VIEJA

Entre las jaras y el rio

Brilla la luna de plata,

Velándole su lamento

A los gitanos de raza.

Uno será mago de aire

Otro sabe oler el alma,

De tango y la seguidilla

Y la fiesta con guitarra.

Los verdiales y la copla

Son intereses de razas,

Mejoran entre el ardor

Y las ascuas de fogatas.

Suspiro de junco verde

Afecto de flor de nácar,

Esperanza de la aurora

Brillan en la luna blanca.

La piel gris de un gitano

Es encrespada y terrosa,

Porque sale de su genio

De ser corona sin gloria.

La escarcela cordobesa

El utensilio de cuerdas,

Con arranque de gitano

Velando la tierra negra.

Arruga de olor de flores

Sentimiento de nobleza,

Afectos de sombra larga

Con alumbre de candela.

El mundo de los gitanos

Es el querer con nobleza,

Con ardores de una raza

Y nadie sabe entenderla.

Está la tarde de entrega

Se torna triste el paisaje,

Carretón de mula y vara

Se perfuma con jarales.

Un fuego de retamales

Alumbre de brasa roja,

La gitana está guisando

Un pote de papas solas.

El hambre del cale fino

Relleno de su intelecto,

Soñar un yantar hartito

De luz y de movimiento.

Es quimera de una raza

Soberana en el planeta,

Del ser y de los aromas

De la flor de la azucena.

Ser gitano es mantener

El perfil de arruga seca,

Por tener lejos la lluvia

No se lavara las greñas.

Al gitano no le amarga

Tener barba ni melena,

Ni pintarse con pátina

De esta ceniza canela.

Pues ser gitano no es

Ni deshonra ni vileza,

Sino fuerza y poderío

De su gran naturaleza.

El carro sostiene el eje

Y el sebo las pezoneras

Y la patria los caminos

Girando bajo las ruedas.

He querido ser Gitano

Y genio de las estrellas

Y no he podido tener

El tono de arruga seca.

 

Autor:

Críspulo Cortés Cortés

El Hombre de la Rosa

29 de abril de 2011