martin hierro

Alli, en el paraiso del bosque

Permíteme llegar al puerto de tu vida,
deja recalar mi nave
con las velas henchidas por el viento de la tarde,
he venido a buscarla, conmigo la llevare
 
Escapemos, recuerdas la cabaña del campo
donde un dia un beso te robe,
un beso largo, interminable, apasionado,
allí iremos, allí recorreré tus blancos senos su aureola rosada,
amare tu vientre de nácar, llegare hasta el incalculable y oculto tesoro,
allí descubriremos como antes el amor,
escuchando el trinar de la choca en el amanecer
junto al susurro de la floresta en este otoño presuntuoso.

Allí, desnudos en el tiempo cabalgarás
vos serás reina amazona
buscando en la copula los ilustres descendientes de tu reino
allí los dos solos, lejos de intrusos,
derramaremos los exceso,
brindaremos con el vino de los dioses,
alimentados de pecados lujuriosos,
tu caverna será el sitio perfecto donde oculte
henchido mis deseos, descargaré toda mi furia
en el orgasmo guardado para este instante por siglos.

Entonces, no importa sea otoño, nacerán mariposas,
las flores colorearan el paisaje de valles y praderas
el mundo estará confundido, se han saltado las estaciones
nosotros, necesitados amantes
continuaremos sin descansó el retozo
anunciando el inicio de la primavera

Es amor, no lo dudes, es legitimo y fiel amor,
no amor de pasada, no amor a distancia,
es amor horado por Dios y sus apóstoles
es amor en la entrega, en el derroche,
en la lujuria de piernas convertidas en molinos,
donde vos cabalgas, yo cabalgo hasta el final de la vida,
es amor guardado por siglos para el dia del encuentro.
 
Ven, no temas, conoces el lugar,
te digo ven, te espero
tu solo asiente y continua.