Diletante

LÓBREGA MAÑANA DE VERANO

Ayer por la mañana fuí más joven:

remóntese a la idea de un mancebo

a la sombra de una ceiba milenaria.

El sol, le juro que me fatigaba

pero me daba luz, ¡qué más quería!

 

En cambio ahora, he comenzado el día

sintiendo la vejez entre mis venas:

debe de ser porque las muchas penas

de las que liberado me sentía

han vuelto nuevamente a ser cadenas.

 

Saque  sus conclusiones, le ruego,

pero no se rehúse a decirme qué hacer

o qué tan viejo o qué tan joven ser

para poder sonreir una mañana

en que el sol  existe y el amor no brilla.