RICARDO ALVAREZ

RESPIRANDOTE - de CREPUSCULO

 

Mi ánfora de oro, corazón ambulante.

Bello reino del cereal soleado madurando.

 

Cuando me trasvasas tus aromas de suero

hasta los olores del asaro nauseabundo

huelen a fragancia de claveles.

Tu sustancia endulza y baila ardiente

en el reino de las cebollas irritables.

No derrames una lagrima en mi océano melancólico.

Solo un suspiro de pincel y  caligrafía

por tus labios del pastel y el óleo.

¡ Tu. Rodadora de la senda y la huella ¡

Tejedora de la espuma y el carbón de la araña.

Abre tus manos,

suelta el vuelo de los gorriones

refugiados en tus líneas de palma primaveral

para guardar en mi bitácora de papel y arena

el libro perdido de tus peldaños sigilosos y

tus aires de pulmones reposando en mi sueño de escalera y freza

 

Quiero recorrer tu torre de cielo

con las coronas zumbantes de las reinas abejas

y la melódica paciencia oculta

de la  lluvia gravitando en tu naturaleza.