Ana Maria Delgado

DEDICADO A JOSE IGNACIO RAMIREZ VALENCIA - RAMBAL

José Ignacio era un hombre brillante, de mirada serena, de sonrisa amplia, de voz suavecita, suavecita, como arrullo, como agüita que cae poco a poco, despacito, despacito, para refrescar la sed. Era un hombre diez, como  se dice acá en mi tierra, un hombre que tenía muchas cualidades, era sincero, con una sinceridad de esas que ya son raras, con una sinceridad de esas que pasman, de esas que a veces hacían que me callara (a mí que como buena socióloga me debato en argumentos), siempre me hablaba, por acá, por facebook, por skipe... siempre estaba ahí... con su amistad desinteresada, con sus palabras de aliento, con sus consejos empapados de aguda experiencia.... me contaba cosas hermosas de su vida, me hacia amar la vida, me hacia reír.... incluso cuando los quebrantos de salud minimizaban mis fuerzas... a veces eran largas horas de intercambiar mensajes, de hablar por skipe... de hablar de miles de cosas cotidianas y de otras no tanto, de filosofar, de soñar alrededor de la poesía. Eran minutos de sentirme acompañada, querida, respetada, valorada.... regañada también (...hace poco estuve muy mal de salud, a raíz de un episodio agudo de gastritis.. que me imposibilitó muchas horas en cama... todo por mi desmedida adicción al café (más de cuatro litros diarios) y por pasarme tanto tiempo sin dormir .... ), si me regaño por ser tan descuidada con mi salud... pero mas que regaños fueron una cascada de consejos sabios ...que he seguido con cuidado....

Si… así era él, un hombre sencillo, inteligente, cordial, atento.... una ángel maravilloso que se acercó a mi vida para compartir su luz y alegría, para reconfortarme con su voz de esperanza en mis momentos de tristeza.

La poesía fue el lazo firme que nos unió, el lazo que permitió el surgir de una amistad inusual....él me permitió conocer el verdadero significado de la amistad.... una amistad valiosa, sincera, sin mas pretensiones que dar cariño y estar en cualquier momento, desplegando sin medida, una palabra de aliento, de sabiduría, de experiencia, de fortaleza, de esperanza.... él me enseño que los sueños tienen principio... y que para lograrlos se requiere esfuerzo y convicción.    

Hoy mis ojos son ríos de lagrimas, hoy no tengo ganas de escribir, no tengo ganas de nada.... hoy mi vida se estremece… hoy siento que muero un poco...