FIDEL HERNANDEZ

LA PROCESIÓN VA POR DENTRO

Ganando el tiempo al tiempo,

haciendo de un suspiro algo eterno,

te aferras al último estertor con miedo

y gastas tus fuerzas en tu último lamento:

“Padre, en tus manos mi espíritu encomiendo”

 

…Y en el silencio se escucha el silencio

del corazón de un hombre en un madero;

sobrecogido está todo un pueblo

al contemplar a su bien amado Nazareno…

 

El verbo que un día se hizo cordero

en una modesta cruz yace ahora muerto

para así apagar las llamas de los infiernos

para así mostrar a todos el angosto sendero

que conduce hasta su eterno reino

mucho más allá de este mortal cielo.

 

Cielo que en dos se rompe hoy con el estruendo

de miles de tambores y de clarines al viento

que marcan el compás a unos sufridos costaleros,

que hacen vibrar a las almas en sus adentros,

que callan cuando una saeta surge desde un pecho

para mostrar su enorme dolor a su Dios verdadero.