ivan semilla

Despertando confianza

Succionó sus pechos

se bebió su vientre

y la piel rosada de aquel territorio

se volvió el demonio

que azotó la mente.

 

Alucinaciones sin droga a la vista

sin vapor de alcoholes

que animen y asistan.

Se salió del opio que la tuvo presa

desnudó su alma,

devino en princesa.

 

Se rasgó la piel como viva rosa

para darse fresca,

frágil,

orgullosa;

y avivó cenizas para hacerse llama

incendiar ambientes

y abrir sus ventanas.

 

Todo por sus senos en boca segura,

por la definida condición estable

por la lengua suave viajando aventuras

y un ofrecimiento de amor siendo amable.