GILDA

REQUIEM POR UN AMOR

Es este Réquiem: lacrimosa,

De Wolfgang Amadeus Mozart

El que hoy quiero escuchar,

Pues la muerte viene a anunciar

 

De un ser cuyo cuerpo languidece

Hasta que mi alma desvanece

 

El corazón muere, de dos formas

Una cuando deja de latir

Otra cuando deja de sentir.

 

Y con este Réquiem del Maestro

Que me eleva al universo celestial

Estas cuatro voces humanas

Soprano, contralto, tenor y barítono.

Tocan todos los registros

 

 

Como tú y yo tocábamos el cielo

De alegres sinfonías en "LA MAYOR"

Estas tristemente se convierten

En  "TONALIDAD menor"

 

Tú que me llenabas de  "CELESTIAL GLORIA"

Y tu que agonizas  ahora

dejando mi alma oscura y en penumbra

Te doy mi úlitmo adiós

Y mi úlitmo "TE QUIERO"

 

Subo al trasterito que un día construí en el cielo

Con el frío de mis lágrimas congeladas

Para llorarte cuando de mí te olvidabas

Para soñarte cuando no podía abrazarte

Para cantarte cuando de mí te acordabas

 

Cogí otra vez la petaquita de las penitas

Para sentir de nuevo que me abrazabas

Pero tus brazos no estaban

Esta hasta que llené esta petaquita

de lagrimitas

 

 

Traspasando de lo real a lo imaginario

De lo terrenal a lo celeste

Lúgubres en canon, en tono menor

Como no podrías ser de otro modo

Me recuerdan lo que sigue:

 

 Que de negro vestiste mi alma,

Que tras el duelo entre mente y corazón

Tu el que fue el primer pensamiento de mi días

Y el último pensamiento de mis noches.

Amor mío desapareces.

 

Y en vez de ser amanecer eres ocaso

Y con este Réquiem pido a Dios

Que fútil mueras en mi corazón

Dañado de este duelo

 

 

Dejando heridas,

En mente,  manos,  y brazos.

Una por  entristecida en lamentos

Otra por manos vacías

Y otros por recordar el abrazo de aquel  impostor traidor.

 

Quiero darte muerte en mi

Y sino mueres

Cantarme este solemne

 Réquiem en el día de mi muerte

 

 

DALE VIDA A TUS SUEÑOS AUNQUE TE LLAMEN LOCO, NO LOS DEJES QUE MUERAN DE HASTIO POCO A POCO, NO LE ROMPAS LAS ALAS, QUE SON DE FANTASÍA, Y DÉJALOS QUE VUELEN CONTIGO EN COMPAÑIA. M. BENEDETTI