Carlos R. Barrera

Veinticinco años...

Veinticinco años... Cuarto de siglo...

Ante el niño soy adulto,

ante el viejo tonto en juventud...

 

Miro hacia adelante,

y veo un futuro incierto...

Miro a los recuerdos,

y el sendero quedo plagado,

de flores marchitas,

sueños de entre las nubes

acabaron en el suelo,

manos que tomaron las mías

acompañando dulces alegrías

y ayudaron firmes, siempre fieles

cuando duras fueron las agonías...

 

Amores vividos...

 

Falsas voces disfrazadas de virtudes,

heladas aguas, caricias indiferentes al amor,

sonrisas puras ignoradas tantas veces

por hermosas y seductoras damas de fantasía,

pues de sueños parecían,

tal belleza no tenia par,

y era atroz lo que escondían,

pues feroces aves carroñeras

disfrazadas de virtuosa y dulces

ángeles terrenales sin igual...

 

Lágrimas derramadas...

 

Error latente... Recuerdo en mi mente,

pues tu belleza en cuerpo y alma,

ciegamente me entregaste por amor,

inocente, fiel y sincera fuiste mía,

más estúpida y fatal cobardía

dio muerte al sentimiento mas puro

que no eh tenido hasta hoy día...

 

Errores, dolores y alegrías...

Coraje, tristeza y arrepentimiento...

¡Y en soledad mi estadía!

 

Es difícil comprender esta nostalgia,

pues siento miedo del mañana,

dolor y arrepentimiento del ayer

y a veces incertidumbre del presente.

 

Todo junto vivido a la vez,

que no me quedo ora cosa,

que reír y disfrutar esa sonrisa

cual si fuera la majestuosa...

                         Primera vez...

 

 

                              Carlos R. Barrera