Armando G.

Como fuego en el trigal

Has visto en la tardé 
cuando el sol incendia
un campo de trigo maduro
listo para la cosecha.
 
Has visto
el rojo intenso del campo
deslumbrante
por el amarillo fuego del sol.
 
Lo has visto,
te has detenido a mirarlo,
has visto cuan hermosos es,
así son los cabellos y los ojos
de la mujer que me atrapo,
 el cabello es como el oro de veinticuatro quilates,
 los ojos de mi amada,
solo son comparables con el ópalo, el topacio,
los ojos del tigre.
 
Así la miro en la tarde
cuando tomados de la mano
caminamos por la orilla del rio Hudson,
 el rio de mis ensueños,
ajenos del mundo
solo pendientes de nosotros dos.
 
Sus ojos de diabla,
amarillos de fuego,
sus ojos de bruja,
la sublime mirada
me atrapa, me enloquece,
ojos que embrujan
con solo mirarme hacen pierda la razón,
me miran, con ardiente mirada,
derriten el frio de mi corazón
me atrapan como un fiero gavilán
 atrapa un pichón.
 
Ante el fuego de tus ojos estoy indefenso,
me dejo atrapar,
soy una ofrenda
en el altar de tu amor,
soy tu juguete
de pasiones encendidas
de juegos ardientes,
de noches juntos en el placer,
desnudos ver salir el sol,
soy lo que tú quieras,
soy todo, soy nada, de ti depende
solo soy el hombre escogido por Dios
para ser tu esclavo,
tu eterno servidor en el amor.