Gustav Steiner

Belagris

¡Habrán en el cielo aves cantoras,
y delfines marinos con voces sonoras!
Mi canto suplica tu bello encanto;
mi voz temblorosa se esconde en mi llanto.
Tu melódico hablar al canto de las sirenas
similar me llaman postrado en las arenas
con un tono silencioso nacido del corazón,
el cual no entiende del uso de razón.

¡Ah!, que pierdo la concentración
al pensar en tu imán atracción,
que pienso sin pensar en tu rostro
pues entre muchos, para mí no hay otro.
Que aquellos días que te veo, sonrío;
que es forma de tus labios como un río,
pues emanan mantantiales de expresiones:
quiero bañar mis labios de emociones.

Cuando voy sin rumbo por la calle
siento que estoy sobre un valle,
pues suenan en mi mente las campanas
que de tu dulce nombre emanas.
El sonido nacido de sus pulmones timbra
en mi cabeza cual enjambre, y siembra
la esperanza de sentir tu voz en mi oido,
pues, Musa, por tí yo he nacido.