La incertidumbre de saber que no eres tú la misma, que de tus ojos se reflejan las viejas mentiras, que aunque sean tontas son mentiras y quiebran la imagen de eso que tanto quieres que sea.
El latido constante de ambos corazones al saber que no nos vemos y tememos que una vez más no regresemos al puerto donde crecimos y hemos construido la vida.
Son abejorros, quizás gatos o perros de la calle, cada sentimiento que se cruza y que toma de la mano a la duda y hace que te juzgue por todas las veces que me has juzgado.
No, no es venganza, es ser parte del rompecabezas creado por tus manos, es mostrarte que el ser libre es un derecho natural de la vida y no lo quita ni siquiera una protesta a las puertas del corazón.
¿Porque lloras? Yo también lloro, siento y me descompongo con cada palabra que mal utilizas hiriéndome para encontrar la razón.
Te regalo los detalles, aún todos los que me das, todos los que escupes y que extrañamente llamamos discusión.
Te regalo zapatos nuevos que parecen viejos porque así trato mi vida, así me lo muestras y así lo acepto, te regalo tantas cosas y dentro de ellas el valor inexistente de las cosas para que así finalmente encuentres la manera de no ser agradecida.
Critico cada cosa que hago, cada palabra que comento, lo escucho del mundo entero y lo tomo como un cumplido, no soy victima, soy un animal de costumbre que al parecer adora la tristeza absoluta y los esporádicos momentos de felicidad.
Seguro que con esto me voy, quizás una ves más, quizás para siempre, quizás solo sume otro señalamiento de las barbaries que no digo pero que de tu boca hacen referencia de ti, quizás sigues estando harta de este maldito hombre que vive en busca de la perfección y armonía de un corazón que vive y disfruta el mundo imperfecto que yo describo.
Quizás no te guste el hombre perfecto, tal vez no te guste el mundo que comparten, pero allá, afuera,donde sueles estar triste, tu sonrisa es distinta y tus ojos brillan mientras más distancia construyes inconscientemente para ser feliz.