ANEUDIS PEREZ

El enigma de la muerte

 

 

El enigma de la muerte   (cuento)

 

    En un salón inmenso, situado en los confines de la tierra; se juntaron estudiosos, pensadores, científicos, teólogos y alguno que otro curioso, con el fin de debatir un tema sumamente importante, de asunto critico y extensioso. Con muchas teorías y preguntas establecidas, trataban de explicar el misterio de la muerte. Un asunto impresionante, bello desde un punto de vista, mas extraño desde otro. Algo que es inesperado para unos, mas cercano para otros. Un tema oculto y difícil de explicar.

 

 

    A uno de los científicos le tocaba representar a este grupo en la explicación de  dicho tema. Este argumentó bastante en su presentación debido al uso de palabras poco comunes. Su opinión acerca del tema fue la siguiente: la muerte viene a ser la pérdida de todas nuestras facultades, de nuestros sentidos, de nuestras habilidades motoras, el paro de nuestro corazón. Cuando éste deja de bombear sangre y el cerebro deja de funcionar, ocurre la muerte. Esto no es más que la extinción de la vida sobre la tierra, es llegar al pináculo de la existencia, aquí acaba nuestro sufrimiento. Es difícil predecir su llegada y fácil de anunciar su partida. Es el límite a donde podemos llegar.

 

    Ahora llegaba el turno del Estudioso para hablar y éste con un acento un poco académico dijo: -Muerte, palabra con la cual pagamos nuestras culpas y la vida que se nos concedió. Dicha palabra tiene un significado bien amplio, pero la explicaremos de esta manera: la M significa la maldad, la cual nos ciega y no podemos ver el bien. La U que es la unión de una vida entera y su deceso instantáneo y en segundos. La E que es la esclavitud en la que vivimos, sirviendo a los demás, matándonos por estar mejor y al fin no logramos nada más, que sólo morir lentamente. La R que es la renovación que sufrimos al pasar de ser a no saber que seremos. La T que es la transparencia con que ésta nos atrapa, sin que la podamos ver, sin poderle huir y sin poderla destruir. Y su otra E que indica la expiración del último aliento que sostiene nuestro cuerpo. La excelencia con que ella nos cautiva, esto es la muerte.

 

    Después de escuchar las sabias palabras del estudioso, le tocaba el turno al teólogo y éste con cierto aire de santo comenzó a darnos su opinión: la vida es un don divino que Dios nos da, en la cual se reparten las cualidades del desarrollo y de la ignorancia. Estas son la inteligencia, la humildad, la bondad, la sinceridad, el honor, la sencillez y otros. Y por parte de la ignorancia tenemos el orgullo, el odio, la envidia, el egoísmo, la iniquidad, la codicia, el engaño, etcétera.  Todo este proceso de conocimiento está abarcado entre la vida y la muerte. Con la muerte le damos descanso a nuestra alma y ponemos fin a nuestra labor. Es el encuentro con otro mundo, algo quizás imaginario pero real a la vez. Quién Decide el lazo que hay entre Dios y los hombres. 

 

   Ya todos habían dado su opinión, pero aún faltaba por hablar El Curioso. Muchos creían que él no tenía capacidad para opinar sino tan sólo para entrometerse. Y después de haber captado todo y de haber hecho sus propias conclusiones, el Curioso tomó la palabra: -no sé mucho de ciencia, ni menos de escuela, no soy un santo ni tampoco un diablo, no soy un filósofo ni un gran señor, sólo soy un curioso. Mas creo que si sé la respuesta al misterio de la muerte. La muerte no es más que las puertas de la libertad abiertas de par en par, lo que purifica el alma y hace renacer la esencia del espíritu, es un paso a una nueva vida, es un paso a la felicidad, es estar a un paso de la inmortalidad, a un paso de lo feo a lo hermoso, de lo imposible a lo posible, de lo material a lo abstracto, es despedirse de la vida y del amor. Pero hay veces que morimos en vida, cuándo fracasamos en algo, cuándo sufrimos accidentes irreparables, cuándo se nos cierran casi todos los caminos de llegar a ser felices, eso es la muerte.

 

   Todos quedaron atónitos ante las palabras del curioso... cuándo de momento, de en medio de la multitud conglomerada, se vio salir una sombra oscura diciendo: -yo soy la muerte, la cual ustedes quisieron explicar, talvez con vida y mucha suerte, de mi puedan escapar.  

 

 

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