Dame tu mano pues, dulce poeta, 
por entera ante ti me tienes..
fiel te sigo y te llevo, 
fiel mi alma te ha de cantar. 
Bailemos, oh mi gran poeta! 
Cantemos a toda la eternidad. 
Qué más quisiera yo, 
que en mi tacto guardar, 
los confines, que de ti, 
por escribirse están.